09 fevereiro 2004

Un estreno mundial, Bach y Beethoven. Una embajada a Italia

Aqui vos deixo um excerto da crítica ao concerto a que assisti na passada terça-feira, em Madrid. Fui ver a minha maninha (Teresa Valente Pereira), como violoncelista solista, a tocar o triplo de Beetohoven. Sala grande mas ao mesmo tempo aconchegada. Gostei da obra em estreia (de Fabián Panisello) e, obviamente, do Beethoven que foi divinal: Violoncelo, piano e violino dialogaram e a orquestra acompanhou maravilhosamente, graças a um bom maestro. O texto completo está aqui.

Madrid, 03.02.2004. Auditorio Nacional / Sala Sinfónica Orquesta de Cámara de la Escuela Superior de Música Reina Sofía Director: Hansjörg Schellenberger Solistas: Francesco d’Orazio e Irene Echeveste, violines, Teresa Valente, ‘cello y Denis Kozukhin, piano. Johann Sebastian Bach: ‘1º Concierto de Brandenburgo’, Fabián Panisello: ‘Concierto para violín y orquesta (In memoriam Luciano Berio)’ y Ludwig van Beethoven: ‘Triple concierto para violín, violoncello, piano y orquesta en do mayor’ op 56

Antes de su viaje a Italia, para tocar en la Academia Santa Cecilia de Roma, por iniciativa del maestro Luciano Berio, la Orquesta de la Escuela Reina Sofía tuvo la ocasión de ejecutar el mismo programa aquí en Madrid – en un concierto a beneficio de la Fundación Síndrome de Down de Madrid.

El concierto fue además grabado por TVE. Que los lectores estén atentos para verlo cuando se transmita – porque hubo momentos realmente excelentes que valen la pena escuchar. (...)

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La segunda parte del concierto fue dedicada a la ejecución del Triple Concierto de Ludwig van Beethoven. Escrito en 1804/5, a la edad de 35 años y en plena etapa creativa, es una composición que contiene pasajes muy entrañables, melodías que se quedan grabadas en la mente, todo muy bien sonante y atractivo. La versión fue ejemplar. Schellenberger condujo a la orquesta por sonoridades ora robustas, ora tenues, acompañando de forma elástica a tres jóvenes solistas destacados entre el alumnado de la escuela: la violinista vasca Irene Echeveste, la portuguesa Teresa Valente y el pianista ruso Denis Kozukhin. Todos muy compenetrados de sus respectivas particelas, cuidaron con esmero los pasajes del trío como conjunto, produciendo en algunos instantes verdaderos milagros sonoros, de cautivadora belleza. El contacto visual entre violín y ‘cello aseguró una precisión perfecta de pasajes movidos. Y el pianista, enormemente elástico, y dúctil en los más nimios detalles, mostró una vez más sus grandes dotes de músico e instrumentista. Una versión redonda, cabal – a la altura de cualquier realización profesional. Es que la exuberancia juvenil es muy difícil de superar, y si además hay una buena preparación técnica, como en este caso, el resultado tiene forzosamente que ser satisfactorio.

Así lo entendió el público, que premió con prolongados aplausos a director, solistas y a la orquesta, que cumplió con esmero y dedicación. Bravo a todos: van a dejar a la Escuela Reina Sofía en el sitio que le corresponde en su embajada a Italia. ¡Que tengan el éxito que se merecen!
Juan Krakenberger